Loquilla y su loquera

17 Jan

autorretrato 2013

autorretrato 2013

Ahora que literal y nuevamente me dedico a escribir weas todo el día, me cuesta llegar a tomar la pluma y el papel para hablar de cosas más estimulantes.

El nuevo trabajo consiste en redactar comunicados, notas, invitaciones, noticias, intranets, planes, cartas Gantt, etc. Hoy fue el día de los informes y me pasé el día entero batallando con Excel. Ay! Cómo envidio a los cristianos que se peinan con las tablas y los números. Ese programa tiene la facultad de hacerme sentir completamente inútil. Sé que lo hicieron para facilitarnos la vida pero ahí estaba yo, toda complicada, usando fórmulas y sumas que no me cuadraban.

A pesar de eso, la nueva pega es lo más cercano al paraíso anti-oficinista. Se puede llegar de zapatillas y no importa cuántos tatuajes, extensores o aros largos llevas en el cuerpo. Es una casa de respeto y buena onda.

En la hora de almuerzo, hice un trámite largamente postergado, fui a la tercera sesión con mi sicoanalista, pensando en decirle que realmente que no necesito terapia. Y parece que ella no estuvo muy de acuerdo conmigo porque soñé que había un mall en la cumbre del cerro El Plomo y otras cosas del estilo o más descabelladas, como que alguien igual a Willy Semler venía a mi casa a medir el estado de la tiza (si, ni yo lo entiendo, pero en ese mágico momento, aparecía el susodicho medidor). Después inventaba otra cosa, ahí me daba cuenta que el tipo quería entrar a robar y me desperté gritando ¡ladróooon!

Desde mi punto de vista, ahora no me queda más que noquear a mi inconsciente saboteador y deje que mi cerebro mande. Está bien claro el asunto, ya no pienso que estoy al borde de la locura. Asumo por completo que estoy del todo profundamente rayada y tengo ganas de contarlo a quienes compartan conmigo la anormalidad.

¿Hay alguien ahí?

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