Pequeños Grandes Traumas: casa cerrada

25 Feb

Ruth ¡ídola!

Ruth ¡ídola!

Continuando con los recuerdos de cuando miraba el suelo, me acordé de mi difícil paso por la adolescencia ¿acaso no lo es para todos? Lo bueno es que tenía con quien compartir las desventuras. Mi hermana dos años mayor y la prima regalona, conocida por sus rutinas de stand-up comedy que solo repite para los amigos y que en la práctica era otra hermana más, pasamos muchas noches medio deprimidas, conversando, viendo MTV (cuando pasaban música y de la buena) con Ruth Infarinato y el programa “Nación alternativa”, porque no teníamos permiso para salir.

La única forma de cruzar la frontera era ir a comprar a la esquina, lo que no era un paseo realmente. Al parecer, mis padres creían que el entorno era un tanto peligroso, por los robos tal vez y porque los vecinos no eran todos de lo más “pitucos” (refinados). Un día nos hicimos amigas del cabezón Erick y el gordo conversando a través de la pandereta y terminamos hablando arriba del muro hasta que abuela salió a espantarnos acusándonos de casquivanas o algo por el estilo. ¡Teníamos 12! Jajaja

panderetaAhí comenzó la batalla por el permiso para dejar la fortaleza y asistir a alguna fiesta en el colegio de niñas, de donde nos recogían justo a la hora en que empezaba a llegar el público. Fue por esa época que decidí que me iría de casa apenas pudiera (me demoré 10 años, igual la hice larga, pero ni tanto). Las peleas eran siempre las mismas, para nosotras el problema era básicamente que no nos dejaban hacer amigos, para ellos que las personas son malas, que no se puede confiar, etc. Y nos tardamos al menos un par de años en que ese elástico comenzara a aflojar y entendieran que no teníamos ánimos de volver con novio y bebé a cuestas en los próximos muchos años. Hay que entender también que cuando nací mis padres tenían apenas 20 años y fui la segunda… Cosas no tan bien planificadas que pasaron a finales de los 70, la década del amor libre que murió en Chile con la represión militar. Esas fueron las consecuencias del toque de queda. Para nosotras el “toque de queda” familiar siguió existiendo por al menos un par de años y ya en plena democracia.

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