Héroes cotidianos

12 May

doug_narinasI’m a believer. Creo en todos los dioses, la vida en otros planetas, en la intuición y por cierto también en la astrología. Como un autoregalo de cumpleaños (falta poco para el nuevo ciclo, nada que hacer, inevitablemente me voy haciendo cada día más sabia), fui a la consulta de Jimezu para que analizara mi carta astral.

Samu me mira con cara de ‘otra vez buscando respuestas donde no las hay’. Pero para mi todo esto tiene un sentido terapéutico. La cosa es que mis tránsitos están jodidos y parece que seguiré explorando distintas opciones hasta encontrar mi lugar… Y al final nunca dejaré de hacer más de una cosa a la vez, porque está en mi esencia hacerlo. Si, soy un agote.

2013-05-12 21.30.26Cuando me planteo qué quiero hacer se me ocurren muchas cosas, no todas fáciles de juntar. Además, debo luchar con mis pretensiones grandiosas. Aunque por otro lado, eso habla de mis ambiciones. Ahora que los astros hablan de la total disolución de mi antiguo yo, me pregunto quién quiero llegar a ser.

Puede sonar pretencioso, pero me gustaría convertirme en una heroína de día a día. No me voy a transformar en Batman o la Mujer Maravilla para ir disfrazada a salvar a los pobres indefensos. Todo lo contrario. Me gustaría llevar luz donde no la hay. Mostrar que las cosas en la vida y en el mundo pueden ser distintas. Aportar desde mi infinita pequeñez a hacer de éste un lugar mejor.

Y cuando pienso en esto, me acuerdo de la historia de la alemana que vive sin dinero hace 17 años, en Pepe Mujica, del intrépido e imaginativo Doug Narinas de NIckelodeon y en todos los que ayudan a quebrar los viejos paradigmas, para hacernos ver que hay nuevas formas de vivir.

De niña, con mi hermana hacíamos un cómic inspirado en un compañero de mi curso, Orlando Segovia, a quienes todos llamaban Cebolla. Él era Super Onion, un héroe que inventamos de la nada. Ella dibujaba y yo escribía las historias. Ya no recuerdo de qué iban, pero si lo recuerdo a él. Era igual a Papelucho, de risa fácil, alguien agradable y en que siempre podías confiar. Bueno de verdad. Hacíamos competencias de quién tenía los pelos de los brazos más largos y aunque yo no lo hacía mal, él podía hasta hacerse unas trenzas. A sus 10 años, este chico era un héroe sin saberlo. Me pregunto si alguna vez alguien dirá algo así de mi y de tanta nebulosa-chimuchina.

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