El pirata de Los Molles

31 May

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El restaurante Pirata Suizo era todo un mito para mi, lo había seguido en distintas publicaciones, pero nunca antes tuve la verdadera intención de ir a Los Molles. La oportunidad se presentó en un día de niebla densa, que casi se cortaba con cuchillo y tras manejar unos 200 kilómetros desde el norte, ya de regreso a Santiago, luego del último fin de semana largo.

Llegamos sin mapa y ni siquiera tuvimos que parar a preguntar. Estacionamos frente a la puerta, entramos y empiezo a mirar a la izquierda para elegir una mesa en un salón que parecía vacío, cuando siento una voz imperativa que no dudo en atender. “Tú, aquí”. Me acerco, me saluda como si me conociera. “Tú entras a la izquierda, verás una mesa redonda, ya hay 3 personas sentadas ahí, pero tú vas y te sientas ahí. ¿Entendido?”

Supe en seguida que era el dueño. Giorgio ya es famoso en Los Molles porque lleva casi 30 años ahí. Nos sentamos con su mujer y dos amigos de ella. Estábamos todos en el mismo salón junto a la chimenea, olvidándonos del frío. En seguida llegó Giorgio a explicarnos el sistema de la casa. Hay un menú y tú eliges el plato de fondo entre varias opciones, incluye entrada y postre por $7.000, los bebestibles son aparte. Recomiendo probar alguno de los jugos de la casa, yo probé de la copa del mismo Giorgio (te juro que tu chica me dio permiso) uno que me figuro tenía algo de fruta cocida, limón y miel.

El pan de la casa es delicioso y llega acompañado de una salsa con mayo y un sabor a mostaza, aunque Giorgo me dice que de eso no tiene nada. De entrada comimos un colorido mix de ceviche,chucrut, betarragas, tomate en conserva, tortillita de papas. Divino y ya cumplí con los 5 al día. Nuestras elecciones para el fondo fueron el mejor goulash con spaetzle salteados (pasta). Grandes cubos de carne, blandos y con una salsa para chuparse los dedos. Era tan grande el plato que no pude terminar. Samuel pidió el mixto de pescados, con una sublime reineta apanada en coco rallado y otro pescado que pudo ser róbalo (pero que ya no recuerdo) con salsa de mariscos, vegetales salteados sobre hojas de apio frescas… uy! qué maravilla.

Y tuve que hacer espacio para el postre, que es un imperdible. Era una degustación de crema catalana sobre una perita, kuchen de plátanos (que se puede comprar para llevar como el pan) y dulce de membrillo de ese que sólo se puede hacer con la receta de la abuela.

Me gustó tanto que se disipó la niebla y levité en un cielo azul inmenso llevada en brazos por el viento.

Los Molles, km. 185 ruta 5 Norte

Fonos: 56 33 792138 – 56 9 85564947.

 

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