Shao mes de Shile

30 Sep

ImagenSe fue septiembre. Saqué la bandera de la ventana y me acuerdo que, en los ochenta, jamás se elevó la bandera para el 18 en casa, arriesgando el mítico parte de Carabineros (nunca supe si era cierto). Era una muestra de rechazo a la dictadura.

En el asado de mi cuek-empresa, el guaripola paró la música e invitó a todos a ponerse de pie para cantar la canción nacional. Tratando de tragarme las carcajadas, como si estuviera en la fila del colegio, canté welasilocontralaopresión. Menos mal que no se les ocurrió poner la segunda estrofa.

En los primeros años de mi educación también tuve que cantar La Marsellesa o algo similar a eso, porque la escuelita se llamaba “Le Monde”, claro que el nombre era más estafador que la señora de los quesitos. El “Le Monde” era bien pobre y estaba ubicado en la entonces emergente comuna de La Florida, también conocida como la flowers o floridencia. Lo más chistoso es que nunca nos enseñaron el famoso himno, así que lo entonábamos inventando, muertos de risa alonsonfandelapatriiiiie con acento bien shileno.

Aunque feliz por los días libres y la llegada de la primavera, termino este mes de la patria con el colon indignado por la comilona y también por las injusticias que veo a diario que me apretujanlas tripas: prácticas anti-sindicales, la extinción de los defensores del pueblo (la muerte del padre Pierre Dubois), el arreglín del litio. Y desde mi propia lengua atada, desde mi burguesía falsa, esos “no es malo” y “no es poco”, sigo auspiciando la desigualdad con mis impuestos, con mi trabajo. A ver a dónde nos lleva el falso progreso. Pero, ¡por favor, señores! No me vengan a decir que este gran negocio es para todos los chilenos.

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