Monthly Archives: March 2013

Al abordaje

10lucas_copyEste post surgió de una conversación volada de sábado por la tarde. La conversación fluía y tal vez por mi falta de disciplina llegamos al tema de nuestros controvertidos próceres nacionales. Mi amiga Keri, que a estas alturas ha pagado con billetes de 10 lucas por más de 2 años, no sabía quién era Arturo Prat. Entonces, partí la explicación más o menos así:

Corría el 21 de mayo de 1879, justo 100 años y 5 días antes que yo naciera, cuando ocurrió la batalla naval más recordada de Chile, tal vez la única. Y que por lo demás perdimos… (Si eres un fanático de la Armada Chilena, en este momento puedes saltar al último párrafo. Si no, puedes seguir leyendo).

Para mi es la historia más inverosímil de las que nos contaron en el colegio. El capitán de la Esmeralda lidera una embarcación muy inferior a su embestidor el Huáscar (de Perú). Las cosas le van mal. Y en medio de la zozobra se manda este discurso: “Muchachos, la contienda es desigual. Nunca se ha arriado nuestra bandera ante el enemigo y espero que no sea ésta la ocasión de hacerlo. Mientras yo viva, esa bandera flameará en su lugar y si yo muero, mis oficiales sabrán cumplir con su deber…¡Viva Chile!”. Y todo eso justo antes de saltar al abordaje del navío enemigo donde termina baleado en cubierta.

Siempre me he preguntado quién inventó el discurso porque no puedo creer que haya sido pronunciado y escuchado por alguien en medio de cañonazos y saltos a la mar. Me lo sé de memoria porque mi abuelo siempre lo repetía. También dudo la hazaña del abordaje. ¿No será que con el espolonazo salió disparado el hombre con los otros dos a la cubierta del enemigo? Me cuestiono si Prat, que fue abogado y profesor, siquiera quiso participar en esta guerra. Y al final de todo de qué nos sirve saber de las proezas de los capitanes o generales de turno si la mayor parte de las veces no podemos ser fieles a la verdad.

Fuera de la imaginación y el cuestionamiento, en el área del mito, el héroe del billete de 10 lucas, cuyo semblante es muy parecido al de Samuel según los pescadores de Juan Fernández (ver foto), tiene un arrojo particular. El acto del salto al vacío. Al abordaje. En vez de tirarse al mar y que se salve quien pueda, este sujeto cegado por la rabia prefiere morir disparando hasta su última bala.

PD: Jack, probablemente el post  no quedó como lo pensamos, así que me buscaré otras formas de sacar roncha entre las comunidades conservadoras locales.

¿Qué aprendí hoy?

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Llegué del trabajo con ese sentimiento de muerte interior que solo la jornada laboral de 9 horas te puede entregar. Me pregunto ¿qué aprendí hoy?, así como cuando ibas en el colegio y tus padres te preguntaban qué tal tu día. En esos tiempo, hubiera sido  raro responder con un “no mucho”, como sin duda lo creo hoy. ¿Qué logré? Sobrevivir a una avalancha de información innecesaria, que últimamente se me queda dando vueltas en la cabeza hasta irrumpir en mis sueños, quitándoles su original condición de dulces.

Invento revistas llenas de fotos de empleados felices, recibiendo premios o participando en actividades de la empresa. Qué distintas y lejanas me parecen esas personas que hablan de competitividad, compromiso y crecimiento rentable. Ya son las 6 y me empino sobre la última hora de trabajo.

Tomo un suspiro de media hora antes de lanzarme a la calle. Camino junto a la bicicleta. Paso a comprar cosas ricas para la once con invitados de honor.

Me tomo las gotas antroposóficas para luchar contra el peor ataque alérgico de los últimos años y pienso en que sí vale la pena el esfuerzo. Como dice Jack, hoy estoy comprando mi libertad.

Coraje

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Sonmi 451, Cloud Atlas

He conocido al peor de mis enemigos. Fui su víctima pero nunca un oponente serio. Y ahora que lo siento más cerca que nunca, quiero todo mi odio las armas para enfrentarlo.

Mi archienemigo tiene nombre y varios apellidos. Se llama miedo y se apellida a caer, a equivocarse, a perder el control (y ¿de qué?), a la pobreza, a la incertidumbre, al dolor, a ser madre, al rechazo, al fracaso, a perder… Mientras pasan los años esta sensación de indefensión se ha ido incrementando. Ahora cuando bajo de los cerros como si a cada paso quebrara huevos, recuerdo qué esi t: mi temido enemigo que siempre ha estado ahí, aunque a periodos logre ignorarlo.

Pese a que mis fuerzas todavía no son suficientes, los mensajes siguen llegando. Así como Peter Jackson en “El Hobbit”, la nueva película de los Wachowski “Cloud Atlas” es una oda a la rebelión de unos pocos por sobre la mayoría, a vencer los miedos, tener el coraje de dejar lo que más se quiere, cuando se debe. A pesar que al final tiene un par de escenas de sobra que se le reprochan, me gusta sentir que al rescatar estas historias estamos reflotando un mito que se ajusta a lo que vivimos actualmente. Al final sólo necesitamos una Sonmi que nos diga la verdad y nos de las fuerzas para luchar contra nuestros propios límites.

Y en lo concerniente a mi contrincante, ya lo reconocí, sé quién es y de lo que es capaz. Ahora no me queda más que dar un paso cada día hasta derrocar al señor pánico.

Mari Mari Kom Pu Che

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Foto pertenece a Peumayén Restaurant

Sangre y tierra siempre van juntas. Es increíble que no me enseñaron nada de mapudungún cuando estaba en la escuela. Creo que la profesora de inglés que nunca fue muy buena para eso un día nos contó que sabía decir algo como “bienvenido a mi ruca, amigo”. Ahora no es tan claro porque no he encontrado la frase amutuy ruca mai peñi en ninguna parte. Peñi es amigo, eso si está claro. Y el título de este post es el saludo general de los mapuche.

Mi sangre es mestiza como es en la mayoría de los chilenos. Tengo antepasados con marcados rasgos mapuche y cuenta la leyenda que sus amos les habrían traspasado el apellido mapuche (Correa). Y, por otro lado, tengo en las venas la extrovertida y sociable veta palestina, llegada desde Belén y Beit Jala hace tres generaciones. Para casi todos aquí el tema de la “identidad” es un asunto peliagudo. Conocemos la cueca (baile nacional) y a los huasos de la zona central, pero se nos escapan los vivientes de las pampas, los gauchos y otros colonos de nuestra “loca geografía”.

En este país de mezclas, donde domina la herencia hispana, no siempre es fácil encontrar un lugar que hable de nuestras tradiciones y menos que nos haga sentir orgullosos… Lo que acabo de decir es una simple excusa para pasarles un dato, que llegó a mi hace unos meses. Anoche logré ir al restaurante Peumayén, junto a  Tha Pérez y Samu, que lo tildó de restaurante de mantel largo sin mantel.

Bebimos infusiones de trigo tostado con tilo e hinojo. En vez de panera, te traen una bandeja de aperitivos que evoca distintas formas ancestrales del pan, donde juegan al mismo nivel un multrún revisitado, po’e,  milcao y una tortilla de rescoldo con pebre.

Hace mucho que no me sentaba en una mesa tan generosa en aromas, sabores e historias. El viaje de Peumayén en Bellavista recién comienza. Como todavía no tienen patente de alcoholes, capaz que para la próxima llegamos con nuestra botella para el descorche. ¿Se puede?

Si no le gustó el dato, deje su reclamo a continuación.

Se me apareció marzo

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Los diarios lo llaman “súper lunes”. Hoy fue el día en que oficialmente comienzan las clases en gran parte de los colegios y jardines infantiles del gran Santiago. Facebook se llenó de fotos de pequeños en su primer día de clases.

En nuestra seudo metrópolis, el grueso de los oficinistas volvió obligado de sus vacaciones y hay más gente en las calles. La ciudad ideal sin embotellamientos duró menos que un suspiro y ahora no es más que un sueño. Los vagones del metro vuelven a exhalar su humedad de hora punta. Nos exprimen los bolsillos con pagos de patentes, matrículas, seguros y partes varios. Y así recordamos una de las mejores frases que nos ha entregado la publicidad chilena: se nos apareció marzo.

La agenda se llena de eventos ineludibles, compromisos sociales de todo tipo, incluyendo la regia exposición de fotografía de la Patagonia, organizada por mis amigos de Patagon Journal, que me hace extrañar el Paine, cumpleaños, happy hours y reuniones.

Claro que no todo en marzo es agotador. Llega la brisa otoñal, las temperaturas bajan por las mañanas y apenas sacas un pie de la selva de cemento vez las hojas de los árboles tornarse amarillas y volar libres a convertirse nuevamente en tierra.

Ese gesto simple de la natura me reconforta infinitamente, ayudándome a ignorar la convulsión del comienzo oficial del año.

Escribir sobre escribir

musasySilencio en el blog. En los últimos días no he logrado escribir. Las horas que destino normalmente a la redacción de Chimuchina me las he pasado en reuniones sociales o absorbida por la vil rutina de escribir weás para ciertas corporaciones con mayor y menor grado de maldad.

A propósito de buscar la inspiración, me encontré con varios artículos sobre las manías de algunos escritores famosos y donde blogueros cuentan cuál es su método para armar su columna cada semana.

Para mi, generalmente todo parte con una frase, una idea, una imagen. Algo que conversé el mismo día con otra persona, un sueño, un dibujo que tengo en mente, un aroma, un sabor, un poco de pensar en las historias que tengo y no he contado.

Me concentro en eso y el bloqueo mental se desvanece, dando paso a la lujuria de las palabras, el escribir por escribir, sin necesidad de buscarle una moraleja a la historia.

Son tiempos intensos, donde todos parecemos estar aprendiendo lecciones difíciles. Para mi la más dura de todas es detenerme. Dejar de correr. Sentir. Volver a disfrutar el hoy. Y escribir por escribir porque las historias están ahí y sé que fluirán más rápido que la luz de una estrella fugaz que surca la noche.