Monthly Archives: April 2013

Esa película rara con Kirsten Dunst

Melancholia_409_photo_by_Christian_Geisnaes_large

“Melancholia” (2011), de Lars Von Trier, es una película que no se puede definir en términos de buena o mala (si es que alguien se puede seguir atreviendo a hablar así de cualquier otra cosa…). La mayoría dirá que es una película rara, es posible que muchos se hayan dormido o hayan abortado la misión antes de llegar a la mitad.

He visto muchas películas de Von Trier. Les puedo decir que el tipo es un condenado bastardo manipulador (sonó como traducción de película gringa, no?), que hizo llorar a Björk y que además ha hecho algunas de las películas más irreverentes e icónicas de los últimos tiempos. Sí, él inventó el Dogma en los 90, tuvo seguidores y probablemente se cree un pequeño dios. Pero su trabajo no deja de ser altamente complejo y, por lo mismo, a todas luces interesante.

ADVERTENCIA: [Si YA la viste, no te interesa verla o te da lo mismo que te cuente el final, sigue leyendo]

Melancholia it’ all about breaking social laws.

Comienza con una especie de sueño premonitorio, imágenes en cámara lenta, alta definición, calidad publicitaria, presentan la historia. Después de la apertura, vemos una limosina blanca, Justine es una novia maravillosa en su vestido de miles de dólares, el novio de catálogo, se besan enamorados, pero en los próximos minutos algunas cosas comienzan a salirse de guión.

Una protocolar fiesta en la mansión de la hermana Claire se ve frustrada por los parientes desubicados y el tedio de la novia, quien parece no poder seguir el juego. Durante todas esas horas intenta desesperadamente ser escuchada por sus cercanos, madre, padre, novio, hermana. Nadie la escucha. Pero el presentimiento es tan fuerte que le hace difícil incluso caminar. ¿Es Justine una depresiva endógena? No lo creo, para la supuesta estrella de la publicidad, nada en el mundo ya no tiene sentido. Ella sabe. We´re alone.

Segunda parte. La vida perfecta en la fortaleza de estos millonarios, con cancha de golf y caballerizas, comienza a desvanecerse. ¿Te estuviste conectando a internet? le pregunta John a su esposa Claire. Y es que le abrió la puerta a la verdad y también al miedo. De toda formas, ya es muy tarde, el bunker no les servirá para la prueba que viene. Melancholia, el planeta misterioso (¡qué metáfora de nombre!), comienza su danza de muerte con la Tierra.

El quiebre de la normalidad, la muerte, un cameo al hoyo 19 en el campo de golf, todas figuras que preceden un fin de mundo del cual “no hay dónde esconderse”, en el cual de nada sirven las mansiones aisladas, aún menos las convenciones.

En el rol de quebrar convenciones Lars es un rey. Si el mismo eliminó por completo las escenografías en “Dogville”, qué más se puede esperar. Lo curioso es que, a pesar, de contar una historia de la manera más desmembrada que se puede dar, sigue trasmitiendo un mensaje. Sea este que me acomodé o el que tú quieras. El director maldito sigue logrando su objetivo.

Sánguche de potito

15235_356824071080545_1307742160_nCon estas mañanas frías qué mejor que escaparse a un almuerzo altamente calórico en la sanguchería La Superior. Es una de mis favoritas, por lo que ya había probado varios items del menú. Ahora me aventuré con un recomendado y clásico “sánguche de potito”.

¡Nunca había comido guatitas! Su aspecto rugoso no le sentaba bien a mi apetito. Y no me malinterpreten pero este potito estaba delicioso. Además, lanzaron una línea de cervezas Superior, hechas por Brugge, que incluye una notable birra aromatizada con lemongrass y semillas de cilantro.

Han sido días intensos, llenos de cumpleaños, celebraciones, ideas nuevas, proyectos. El ritmo de la metrópolis que agota. Tal vez eso me hizo caer en una purga involuntaria, sospecho que pudo estar relacionada a un segundo pedazo de torta que debí ahorrar del cumpleaños del día anterior… Nunca se sabe.

Lo bueno es que después de recuperarme de los tiritones, me siento más liviana. Claro que queda todavía mucho más por limpiar. En la lista de pendientes están deshollinar la Toyotomi, regalar al menos la mitad de mi closet y deshacerse de más de una chatarra que anda dando vueltas por aquí. La campaña de invierno recién comienza.

La planta maestra me dice: deja de pensar

shipibo-patternsCuando recibí el vaso pensé rápidamente en las cosas que quería “intencionar” y tragué esta infusión de ayahuasca y chacruna de golpe para no sentir el sabor que a muchos les repugna. No me pareció mal, más bien una textura áspera, espesa, resinosa.

A los pocos minutos me sentía completamente anestesiada. La planta toma alrededor de una hora en hacer efecto. A mi me tomó mucho menos. Ni siquiera habían comenzado los cantos cuando ya había logrado entrar en mi.

Quise ir en busca de mis miedos, pero no logré, tal vez porque aún no estoy preparada. Si tuve la imagen clara de estar en el vientre de mi madre y que me gritaran: get out now! Eso porque toda esta primera parte la viví, sentí y pensé en inglés. Por lo de mi nacimiento, no es extraño, cuenta la historia familiar que en ese momento mi padre estaba cesante y encontró trabajo el día que nací.

Cuando pregunté por qué estoy pensando esto en inglés, la respuesta fue: porque tienes que escribir en inglés. Veía colores, figuras, como las de los bordados Shipibo y mientras viajaba adelantada, pensaba en cómo describiría más tarde la experiencia. ¿Por qué no puedo solamente vivir el momento?, me reproché. La travesía recién comenzaba.

Gran parte del viaje tuve sensaciones placenteras y al mismo tiempo indescriptibles. Sin embargo, cuando interrogaba, recibía lo que estaba buscando. Pregunté por el dolor casi crónico de mis tobillos y lo que vino a mi mente fue “Patricia Estrella”. Así es como le dice de cariño el Samu a mi hermana, por el personaje rosado de Bob Esponja. Eso porque yo la veía estancada en la vida.

Con mi personalidad ansiosa, pensaba en cuándo escucharía los cantos (ícaros). También creí que sería imposible recordar lo vivido al día siguiente. Seguí meditando y sentí que las figuras de los Shipibo eran caminos que los guiaban a sus ancestros.

Roger y Mitsu empezaron con los ícaros justo en el minuto que me sentí de regreso de mi ensoñación. Seguí en un letargo alerta por varios minutos. Cuando volví a retomar el viaje nuevamente visualicé colores y experimente una sensación de gran bienestar.

Hubo un solo mensaje y muy claro: stop thinking! Then I realized that everything that I do without thinking is good (deja de pensar! Entonces, me di cuenta que todo lo que hago sin pensar es bueno).

En mis imágenes habían lianas como la ayahuasca creciendo en formas geométricas, incluso alrededor mío. También vi dibujos, ilustraciones animadas. Para mi, estos representan el mundo de la imaginación, un lugar donde se puede crear sin necesariamente hacer referencia a la realidad. Tal vez la ilustración acompañe de algún modo mi vocación narrativa, que por aquí se iluminó y me trajo una tarea: crear nuevos arquetipos.

En algún minuto vino la náusea. De una forma pacífica, no explosiva, boté algo de bilis, luego me dormí y sudé por algunas horas hasta que comenzó el amanecer. Dormí profundamente.

Este fue el punto más alto de estas vacaciones, mi retiro espiritual en Ani Nii Shobo. Del resto de las aventuras, tal vez les cuente en vivo, si se presenta la ocasión.

Casa grande de la selva

lodge_11_

Nos quedamos en unas cabañas-palafitos que quedan suspendidas sobre la laguna porque ahora es temporada de lluvias (diciembre a mayo). Las habitaciones son casi puras ventanas, desde donde se ve la selva plana y eterna, la laguna Chanchococha surcada por canoas que van de un pueblo a otro o a buscar la pesca.

Con un apetito voraz nos vamos directo al comedor, que es el lugar de encuentro para todos. Afuera Pepe, un mastín napolitano grande y baboso, duerme, lo mismo hace una rhodesian ridgeback, Maia. Los insectos sirena suenan a deshora, dándonos la bienvenida. Comemos quínoa, pollo y vegetales. Tomamos jugo de frutas cocinas y probamos por primera vez la granadilla y el maracuyá. Este viaje tendrá muchas primeras veces.

Después de un sauna con hierbas, nos movemos al borde de la laguna. Ahí está José esperando que vuelva el que se llevó la canoa para ir a buscar sus peces. Dice que los antiguos eran más inteligentes, ellos sabían hacer las cosas, tallaban remos derechos, no como los de ahora. Los hijos de los hijos habían comenzado a perder los detalles. Los shipibo, los dueños del Ucayali, los originarios de esta tierra. Mai (tierra), nai (cielo), unti y vinti (canoa y remo). Las palabras todavía no se olvidan, los niños todavía hablan en shipibo, aunque ya no quede ninguno de ellos viviendo como antes en y de la selva.

El atardecer dura horas, las estrellas aparecen antes que se desvanezca la última luz roja en el horizonte. Aparecen los murciélagos y brillan las luciérnagas. Estamos suspendidos sobre el lugar de las anacondas. Si escuchamos un ruido como de bala durante la noche, dicen es la anaconda madre.

Al día siguiente nos repetimos el sauna y quedamos en un estado relajo absoluto, ideal para pasar la tarde en la hamaca, leyendo y durmiendo a ratos. Comemos pataska, un plato tradicional que es pescado envuelto en hoja de plátanos y a la parrilla.

Por la tarde, como a las 4, decretamos la hora del lagarto porque unas lagartijas grandes y bonitas se mueven rápido por los explanada, a los pies de los árboles y en los senderos. Después nos damos un baño con una infusión de piri-piri, otra planta maestra que nos ayuda a sacarnos de encima la ciudad y nos prepara para el viaje interior.

A las 19.30 está oscuro y caminamos en procesión hacia la maloca, la casa comunitaria, Boris que vino de Chile como voluntario, nos explica qué es la planta maestra, qué es Ayahuasca, en qué consistirá el ritual, qué debemos tener en cuenta y realizamos una breve ceremonia de tabaco, con la que nos protege para que tengamos un buen viaje. Luego nos quedamos sentados, esperando por largos minutos la llegada del chamán, escuchando los sonidos de la selva.

Al fin aparecieron Roger y Mitsu, junto a cinco que estaban dietando en Suipino (las otras cabañas de Roger). Todos nos quedamos en silencio mientras los dos maestros se preparaban para la ceremonia silbando una melodía que se nos quedó en la mente por muchos días. El chamán llamó a Samuel y le explicó que a los primerizos nos daría una dosis amigable para tener una muy buena primera experiencia.

 Continuará…

El secreto de Ani Nii Shobo

Ani_2

Es un lugar al que no se llega por casualidad, sino más bien por destino. Tuve deseos de conocerlo apenas me enteré de su existencia y pasaron casi dos años hasta que lo logré.

Ani Nii Shobo es lengua shipibo y significa “la gran casa de la selva”. Los Shipibo son los nativos de San Francisco, pueblo situado en el borde occidental de la laguna Yarinacocha, por cuyas aguas se puede llegar al Río Ucayali, uno de los alimentadores del Amazonas. El español es su segunda lengua por lo que no es tan fácil darse a entender, especialmente cuando los interrogas porque siempre responden algo distinto a lo que les has preguntado. Se me ocurría que en su idioma no existe la interrogación. Hablan con afirmaciones cortas y se ríen bastante. Tienen una mirada picarona que nunca sabes si te están diciendo la verdad o están jugando.

De Santiago a la locura vial de Lima y de ahí a Pucallpa, la ciudad sin orden y copada de motocarros. Ya estamos al borde de Yarinacocha, nos subimos a un bote de madera con un motor fuera de borda, los llaman peque-peques por el ruido que hace durante todo el viaje. Me golpeo la cabeza con el techo, somos casi los últimos en subir. Dos segundos después de partir regresamos a buscar a alguien que quedó fuera. Son dos niños que están comiendo juanes -arroz especiado con un poco de pollo envuelto en hojas de una planta que se llama pico de loro- y un revoltijo de tallarines con algo frito. Comen con las manos. Atrás una madre amamanta a su hijo. A mis pies, cuatro patos recién nacidos, se acurrucan y lanzan alaridos desde una caja.

El ruido del peque-peque nos ensordece e hipnotiza, varios botes similares pasan a nuestro lado, atiborrados de gente y carga, a punto de hundirse. Una hormiga pequeña de cabeza amarilla se me sube al papel. Miro las casas del borde, rodeadas de bosque, plantaciones de camu-camu, bananos y cañas en flor. Botellas de Coca-Cola flotan sosteniendo las redes de los pescadores, mientras un par de martines pescadores surca las nubes de algodón.

Llegamos al pequeño muelle de San Francisco y ocho niños shipibo saltan al bote, tan rápido que uno se cae y rebota, provocando la risa de todos. Al instante comienzan a repetir una frase en shipibo, quieren ayudar a descargar y ganar una propina. A nosotros nos dicen “para dónde, para dónde”. Cargamos nuestras mochilas pequeñas y los niños nos siguen por un camino arcilloso, hasta nos cantan en shipibo para conseguir unos soles.

Llegamos a buscar al chamán a su casa y nos recibe Amador, él trabajó construyendo las cabañas de Ani Nii Shobo y conoce muy bien a Samuel que fue uno de los arquitectos. Mientras esperamos a Roger, nos pone al día de todo lo que ha sucedido en el lodge, especialmente se divierte contando la historia de Sánchez, el chileno ex-administrador que se dedicó a las mujeres y terminó estafando a los dueños.

El Chamán

Roger es el chamán de Ani Nii Shobo. Proviene de una larga casta de chamanes y aprendió el oficio de su abuelo. Como otros shipibo, tiene dentadura dorada y una sonrisa amable, lleva una camisa estampada y shorts.

Warren se reía porque pensó durante todo el viaje cómo se vería un chamán y nunca se imaginó que se vería como todos los demás. Nos llevó en su camioneta por los caminos blandos por la lluvia del día anterior.

Nos contó que ha recibido varias invitaciones para dar charlas en distintos países. Hasta de una universidad gringa lo quieren. La cosa es que hay que saber con quién vas, explica. “Ya no tengo ansiedad por viajar. Así que voy a esperar que el viento sabio me diga dónde ir”.

 Continuará…

De vuelta a las historias

ganesh1Todavía estoy digiriendo las asombrosas revelaciones de mi retiro espiritual a la ciudadela selvática junto al Ucayali. Tengo que transcribir y evaluar muchas páginas de anotaciones dibujadas con esa letra de doctor que tengo en una pequeña libreta que me trajo de la India mi amiga Bea y tiene en su tapa a Ganesh, dios hindú de la sabiduría, el aprendizaje y un levantador de obstáculos (como dice Jime, las sincronías de la vida). Así que por ahora escribiré de otras cosas, mariposas.

Qué insectos más esperanzadores son las mariposas. Vi una gigante con alas en gris y azul revolotear por los counters en el aeropuerto de Pucallpa hace algunos días, alegrando los trámites aéreos a todos (estaban sin sistema así que nos hicieron pasajes a mano como antaño), y ayer una pequeña y blanca me hizo ver mi patio interior con más claridad.

Así con la la mente rápida, me propuse terminar de transcribir la conferencia del escalador y dueño de Patagonia, Yvon Chouinard, sobre cómo alcanzar una economía sustentable y que tiene ciertas congruencias con lo que el presidente de Uruguay, Pepe Mujica, dijo en Río el año pasado y siempre repite: tenemos que hacer nuestra vida más simple.

Yo aún no lo logro. Vamos dando pasos de pulga, hasta que podamos reducir nuestros gastos y vivir al nivel del sueldo mínimo en Chile.

Ayer me sumé a un taller de escritura no ficción en el GAM y estoy de cabeza buscando una historia verdadera. Tengo una semana para encontrarla. Como sabrán, ésta y otras están basadas en hechos reales y representan completamente el sentir de su autora, a quien pueden reclamar a continuación dejando su comentario.

 

On the Jungle = Onda jungla

El Velo de la Novia

El Velo de la Novia

Dejé el blog descansar unos días porque estaba en la máxima desconexión buscando la conexión interior. Estoy en la selva peruana. Ahora de regreso a la ciudad, Pucallpa. Por unos días los sonidos de Yarinacocha fueron mi arrullo y hogar. En Ani Nii Shobo la vida es apacible y todos están en la sintonía de mirar adentro, con la inspiración de los estímulos de la selva. Es una lugar que tiene cierta urbanización, aunque no hay luz, por lo que te vas a dormir cuando se esconde el sol y los atardeceres duran muchas horas, cambiando de rojo, a morado, de a poco dejando caer las estrellas y la noche.

En San Francisco casi todos hablan en Shipibo y el español es una segunda lengua, por lo que es casi lo mismo que estar en Vietnam. Incluso en Pucallpa hablan distinto y tengo que esforzarme por pronunciar las S y dejar los chilenismos de lado.

Pronto escribiré más. He llevado un diario del viaje, como acostumbro hacer. Luego veré si hay algo de material para este espacio. Por ahora los dejo con la imagen de la cascada que visitamos ayer, una salto de agua que lija una roca con tonos rojizos, en el comienzo de la Sierra, en la provincia de San Pedro de Abad, a casi 3 horas de Pucallpa.