Monthly Archives: October 2015

El fin del silencio

blogueando

Vuelvo a aporrear las letras en mi teclado inmundo, abrazada a Gatísimo, quien es por hoy mi más fiel y querido compañero. Y ¿qué le pasó al otro, al concubino? Pues se fue, me dejó, así como nada. Sin mucho discurso, como si la explicación estuviera de más. Como a casi todo el mundo este año, se me movió el piso.

Los primeros días fue como si hubiera muerto. Lloré más que Maná y escribí un post emo que si no estás pasando por una pena, puedes leer aquí. No quise publicarlo antes para no alarmar a mi querido público, integrado básicamente por los miembros de mi grupo familiar, junto con los amigos y conocidos que me recuerdan con cariño (o con odio, quien sabe, soy un trago amargo).

Ahora estoy en la segunda fase: el fuego, la ira, pero una movilizadora. Estoy trabajando como 10 horas diarias, al estilo de todos los esforzados chilenos; yo que me creía tan especial. Pero qué va, tenía que mantener la mente en otra cosa, generar ingresos para financiar la terapia y despegarme un poco de este hogar construido de a dos que ahora está vacío.

En esta etapa del duelo, saqué mi lado masculino y planifiqué fríamente los pasos necesarios para levantarme de nuevo, extirpando a es que ahora es un otro en mi corazón. Un trabajo nada fácil y muy doloroso, pero que está saliendo de acuerdo a lo planeado: al pasar la tercera luna tengo que haber dado la vuelta a los versos de Neruda y decir que fue tan largo nuestro amor y tan corto el olvido. Así sea.

Broken heart

bleedingheart

Bleeding heart o broken heart, la flor que me tomé a gotitas.

Llevo un par de semanas convertida en un moco. Bueno, algunos días he estado mejor. A los pocos días de la catástrofe ya había controlado las ganas impúdicas de llorar en público, pero se me ocurrió ir a mi médico sintergético de cabecera, quien me recetó unas flores de Bush con nombres como broken heart y ahora en vez de dormir me dan hipos de llanto.

Pienso que es triste no poder publicar esto porque sería sinónimo de cambiar el estado del Facebook, cosa que no he hecho, y dejar que todos pregunten qué pasó cuando no hay más explicación que ¡ME ROMPISTE EL CORAZÓN!

Durante el día trato de ser razonable y veo todo lo positivo de recuperar involuntariamente mi soltería, las cosas buenas que me dejó el amor, mi casa nueva y blá. Gatísimo en cambio hace lo que yo debería; anda por ahí quebrando platos y comiéndose mis postres.

Opté por volver 3 años atrás (Oh sí, soy mejor que Marty McFly), acepté la tentadora oferta de recuperar mi antiguo trabajo y volver a ser una vez más una esclava del sistema (como si alguna vez hubiera dejado de serlo). Una decisión que tomé consultando oráculos en un barco a la deriva. Si soy capaz de cumplir con mi palabra o termino sufriendo un colapso nervioso antes de un año, ya lo sabrán.

Hoy es el momento de “echarlo todo pa’fuera como la primavera”. Familia, amigos, no se alarmen, sólo estoy viviendo mi duelo.