Gatísimo (diciembre 2003 – enero 2018)
Compañero, bola de pelos y grasa, el más elegante de los gatos obesos.
Hoy siento tu ausencia. No es una ocasión triste, es más bien la sensación de un vacío, el recuerdo de tus saludos, miaus y reclamos al llegar a casa. Tu “no estar aquí”, me quita las ganas de volver. El pasto se puede secar y hasta los cactus temen por su vida.
Tu partida nunca fue esperada, aunque fuera anunciada. Durante algunos días estuviste escondiéndote. No quise verte sufrir y te inducimos el sueño. Ahora tu cuerpo se une con las raíces del ciruelo del jardín. Tu plato y tu juguete hermano coronan el montón de cal y piedras que cubren tu tardía delgadez (porque al final de tus días pesabas la mitad).
Tu partida me recuerda que nunca se es demasiado viejo para llorar la muerte de un amigo. Adiós Gatisisisisisimo. Tu amor está en mi corazón por siempre.
Nota aparte: Gracias a todos los que nos acompañaron en esta despedida.