Esto no es exactamente como imaginé mi año sabático, pero es lo que pedí. Tengo todo el tiempo del mundo para mí, en tres semanas he leído tres libros y medio (el medio es algo complejo así que me he demorado la vida), avanzado a razón de un párrafo diario con los arreglos de la novela (¡vamos que esta cuarentena lo hace! jajaj), visto tres series distintas, con sus temporadas, he vuelto a cocinar mi propia comida, hacer yoga y hasta limpié.
Los primeros días fueron como una montaña rusa y todavía no soy capaz de llenar el maldito formulario para pedir la devolución de mis pasajes de avión. Algunos días me entra la ansiedad respecto a cómo nos tratará el virus, en especial por las malas decisiones del gobierno de los tiempos peores, ¿la gente que vive en la calle sobrevivirá a la pandemia? En el mundo, las bolsas colapsan y dicen que enfrentamos la peor recesión de la historia. Al principio comía todo el día, pero ya me relajé. No queda otra. Hay que guardarse y cuidarnos entre todos.
Aunque esté en cuarentena, estoy consciente de mis privilegios. Siento que me saqué la lotería. Tenía que dejar mi casa la próxima semana, pero mi arrendatario/amigo accedió a retrasar los planes, a pesar que ya teníamos el contrato firmado. Había vendido la mitad de los muebles preparándome para el viaje pospuesto… Corrijo, ya estoy de viaje, aunque no me haya subido a ningún avión y no sea el que yo ni nadie en el mundo quería o esperaba.
Viendo el lado positivo, un puma se paseó a pocas cuadras, la capa de ozono se está reparando y disminuyó el smog ¡Hasta mi acné satánico de cuarentona está retrocediendo! Conocí nuevas personas on line (gracias a los amigos de Beyond Storytelling compartí un sour virtual con la genial Alma Quiroga de Bogotá), mi compañera de casa me acompaña cada día, volví a hablar con los vecinos y hasta tengo un gato a préstamo que me regala ronroneos y amor incondicional (¿qué pensaría Gatisimo?).
Cada uno está en un torbellino mental distinto y al mismo tiempo estamos juntos en eso. No queda más que respirar profundo y pensar que algo bueno tendrá que surgir de todo esto.