Este capítulo estuvo a punto de inscribirse en mi colección de pequeños grandes traumas, pero no dio. La semana pasada se supieron los resultados de la PSU (Prueba de Selección Universitaria), lo que me hizo recordar cuando rendí la prueba, que en mis tiempos se llamaba PAA (de Aptitud Académica) = caída de carnet.
El 95 pensé que me había ido pésimo en la PAA y por mi mente pasaban unos rollos no tan reales de un año sabático en Francia para aprender a hablar la lengua de l’amour. El día que salían los resultados de las postulaciones, casi no dormí. Me desperté temprano y corrí al kiosko de la esquina (en esos tiempos no los publicaban en internet y la conexión era telefónica con modem). Abrí el diario y busqué mi nombre. En el penúltimo lugar de la lista, número 29 de 30 estaba mi nombre. Sentí alegría y como en esos tiempos el puntaje no valía para el próximo año, decidí entrar a la Escuela de Lobotomía, digo de Perioartismo, Periodismo Periodístico de la Chile y eso. Universidad de verdad y la cacha de la espada.
Y no me tomé el año sabático. Al cabo que no me habrían dado permiso para mandarme a cambiar a Francia. Entré a Periodismo el 96, a la edad de tiernos 16 años, estudié en Belgrado 10. A pocas semanas de entrar, uno de mis simpáticos compañeros se encargaría de pasearme por las escasas salas indicándoles a todos “ella es la de 16”. Era un asunto no tan común para esos tiempos y representaba con suerte 15 :S. Y el creador de Chancho Zero, guionista de NO, insigne creador de Aplaplac, que dudo que me recuerde, me cantaba “Volver a los 17”. No fui al paseo a Cartagua porque no me dieron permiso y también me perdí casi todos los carretes de ese año. Cuando dejé de pedir permiso, el asunto anduvo un poco mejor. Me pasaba pa’ cabra chica. Y en esa época escribía, escribía y escribía. Ayer busqué entre los escritos una foto de la escuela y solo encontré una diapositiva, que ya casi no las revelan. Cuando logre escanearla la subo al grupo Yo estudié en Belgrado 10, en compensación a la que me robé ahora.