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Revolucionaria

Revolucionaria_43

Foto por @EdoGaldames

 

¿Qué hace una descreída pensando en el amor? Dicen que el amor es un acto revolucionario. Esta noche haré la revolución, a ver si algún día puedo hacer el amor. Uso un polerón con capucha negro, pantalones del mismo color, como guardando un luto que hace juego con la noche. Las manos en los bolsillos, la derecha empuña un objeto pesado y frío que a las pocas cuadras de caminar ya se funde con la temperatura de mi cuerpo. 

 

Llevamos cincuenta días en toque de queda, para frenar al enemigo implacable e invisible que no respeta a nada ni a nadie. Los militares vigilan la ciudad. En el teléfono reviso los puntos de control. Debo moverme como un gato. Si escucho el motor de un auto me pego a una muralla, esperando que el buzo negro me haga desaparecer, me escondo tras un arbusto o doblo en la siguiente esquina. Elijo las calles más pequeñas y voy “conejeando” hasta llegar al barrio que llaman Vaticano Chico porque todos sus pasajes tienen nombre de arzobispos, presbíteros, obispos, cardenales y monseñores. Aparezco junto a la iglesia de los Santos Ángeles Custodios donde alguna vez fui a un matrimonio, miro el ex palacio Droguett, con su cúpula de cristal; respiro profundo, antes de cruzar corriendo la Avenida Providencia. Junto al café literario están acampando unos indigentes y parecen estar a sus anchas. Paso a su lado y nos miramos. Apreto el candado que tengo en mi mano. Subo las escaleras, la noche está despejada, se alcanza a adivinar la cordillera a lo lejos, el hilo de agua del Mapocho resplandece. Ahora que lo pienso, esto para mí es un acto de venganza. Ayer sacaron todos los candados del puente, por seguridad. Lo habían hecho antes y sé que es una costumbre cursi, importada de los puentes sobre el Sena, pero me duele que tiren a la basura esas cintas de tantos colores como tonos tiene el amor. Cada una de ellas representaba una ilusión, un sentimiento que se puede eliminar en un abrir y cerrar de ojos. Giro el mecanismo y cierro el pacto: prometo amarme siempre, con locura y sobre todas las cosas.

Nota: esta historia es fruto del taller literario que construimos con Karen Seaman y Alejandra Rojas. La inspiración fue una fotografía tomada por Eduardo Galdames.