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Obituario

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Mientras todavía tenía guata.

Gatísimo (diciembre 2003 – enero 2018)

Compañero, bola de pelos y grasa, el más elegante de los gatos obesos.

Hoy siento tu ausencia. No es una ocasión triste, es más bien la sensación de un vacío, el recuerdo de tus saludos, miaus y reclamos al llegar a casa. Tu “no estar aquí”, me quita las ganas de volver. El pasto se puede secar y hasta los cactus temen por su vida.

Tu partida nunca fue esperada, aunque fuera anunciada. Durante algunos días estuviste escondiéndote. No quise verte sufrir y te inducimos el sueño. Ahora tu cuerpo se une con las raíces del ciruelo del jardín. Tu plato y tu juguete hermano coronan el montón de cal y piedras que cubren tu tardía delgadez (porque al final de tus días pesabas la mitad).

Tu partida me recuerda que nunca se es demasiado viejo para llorar la muerte de un amigo. Adiós Gatisisisisisimo. Tu amor está en mi corazón por siempre.

Nota aparte: Gracias a todos los que nos acompañaron en esta despedida.

La Navidad de Gatísimo

ImagenMuchos ya han escuchado esta historia, pero no hay nada mejor que legarla por escrito. Dicen que fue en diciembre que nació Jesús. No sé ni siquiera si existían los diciembres en esas fechas, pero se especula que también fue un diciembre cuando nació Gatísimo.

Primero vagó por las calles hasta que un alma samaritana (probablemente la veterinaria del lado), lo arrojó por la pandereta a mi patio interior, en febrero. Ese día desperté con unos maullidos bajitos, me asomé por la ventana y vi al gato más divertido y tierno de la historia. Dos orejas enormes coronaban al pobre bicho famélico, de lomo gris, con su panza alba, manos y pies enguantados en blanco. Le di leche y nunca más se fue. Por sus colores le puse Bugs (en honor a Bugs Bunny). En pocos minutos, adquirió algunos apellidos y su nombre oficial fue Bugs el Mega Gatísimo. Como era muy largo finalmente lo dejamos en Gatísimo porque le venía a su personalidad querendona y mansa.

Estaba tan enamorada del gato que me imaginaba que me seguía al trabajo o donde fuera. Él también me adoptó y tenía costumbres extrañas como despertarme para jugar a las 3 y 6 de la mañana. Cosas de los gatos. Nunca pensé tener una mascota, este ser peludo y ahora más o menos cilíndrico me encontró. Hasta me da alergia y a veces no me deja respirar, motivo por el que he mirado con odio a cada doctor insensible que me diagnostica “regale al gato”.

Por estos días debe cumplir 9 años, lo que en años gatunos son como 63, onda entrando en la tercera edad y con sus achaques. Le detectaron cierta insuficiencia renal y tiene que tomar todos los días un cuarto de pastilla que el felino olvida tomar muy a menudo interesado en otras preocupaciones como las polillas, los nuevos archi  enemigos y también los amigos recién llegados.

Es un poco obeso, esponjoso y muy calentito. Se nos tira encima para dormir ignorando por completo sus poco más de 7 kilos de gatunidad. A veces saca los huesos de pollo de la basura o se come un pajarito. Después se pasea por mis piernas dejando los pantalones negros con una gruesa capa de pelos. Es medio patudo, leso y bien sociable. Tiene buen carácter y por eso se lleva bien con niños, adultos y la mayoría de los gatos vecinos.

En las tardes se echa en el patio, bajo una sombra y entrecierra los ojos ronroneando. También le gusta enroscarse sobre mi cama y dormir por horas. Todo lo que se necesita para ser un buen guati-si-si-mo.

Shinny days

Imagen Dicen que un día brillante no hace el verano. Pero cuando estamos en pleno invierno, estos veranitos se disfrutan igual o mejor. Hoy fue un shinny day y en general por acá está muy buena la vida. Aunque tengo tanto sueño que desde hace una hora me quiero dormir. Son recién las 20.30 y escribo medio adormilada con Gatísimo acomodado entre mis piernas, después de su ritual de masajear con patas y uñas para ablandar la zona y dejarme algunos agujeros en la ingle. El minino es tan hijoputa y blandito.

La pega nueva está buena y mañana me llevan a Valle Nevado, donde espero por primera vez calzarme unos esquís.

Crecieron dos marías espontáneamente en el jardín, aunque una pasó a pérdida. Pensamos que las semillas estuvieron ahí desde el verano sin germinar… Algún buen samaritano las tiró a la tierra porque nosotros no sabíamos de su existencia. Samu se inspiró con el verdor y armó el huerto. Le ayudé un poco, planté y desmalecé. Ahora tenemos acelgas, tomates, orégano, ajo, ají, menta, zapallo y un montón de otras verdurencias esperando crecer. Lo más bakán es que es un huerto 2.0, porque pensando que tendremos más verduras de las que necesitamos, el Samu creó una red social para intercambiar cultivos. El que se quiera hacer socio regístrese en www.prana.cl.

Me duermo con las gallinas porque en realidad soy “entera polla”. Les mando un solcito desde este mi espacio brillante iluminado con los rayos de la más bella y fecunda ira interna. AMON.

Nota mental: ¿No postié nada sobre el amoniteismo? Pronto más sobre cómo encontrar tu amonite interior. http://www.facebook.com/photo.php?fbid=10150849602514285&set=a.113437624284.100679.539419284&type=1&theater