Chimuchina. Palabra chilena que significa “conjunto de cosas sin orden ni concierto” (rae.es). Quería cambiar el nombre a mi sitio por alguno que tuviera sentido y dejar atrás el tono algo peyorativo de escriboweas, sin dejar el toque irónico.
Este término plagado de ch que algunos le achacan al mapudungún tiene que ver con mi visión de la escritura, mis cuentos que muchas veces no tienen final ni desarrollo y empiezan con algo que no necesariamente puede llamarse un principio. Mi absoluta rebeldía contra la forma.
Y no soy la única que piensa así. La escritora Nancy Duarte tiene su propia teoría de que las buenas historias no siempre siguen la idea del comienzo, desarrollo y fin, sino que suelen recurrir al pasado y saltar al futuro de ida y vuelta (back and forth) hasta terminar con un deseo. Y se basa en dos grandes discursos del siglo XX para ilustrarlo.
Está en todas partes. Somos lo que contamos. El relato que creamos como personas y también como sociedades. Ninguna realidad vale más que la inventada por nosotros mismos. Y si es así, seguiré inflando esta chimuchina con más reflexiones, reclamos, discusiones, todas historias que se entrelazan para definir al más complejo acertijo de mi historia. Quién soy, lo que veo y que espero identifique a la mayoría de quienes están leyendo.
Bienvenidos a CHIMUCHINA.